EL COVID 19 IMPUSO NUEVOS DESAFÍOS A LA CADENA DE SUMINISTRO DE ALIMENTOS. POR LA PROBABILIDAD E IMPACTO DE LOS RIESGOS Y AMENAZAS QUE PODRÍA ENFRENTAR ESTA INFRAESTRUCTURA CRÍTICA , SE REQUIERE DE UN TRABAJO MULTIDISCIPLINARIO QUE INCLUYA EL ÁMBITO DE LA SEGURIDAD Y DEFENSA NACIONAL.
Por: Francisco Corral Macías, Ing. Agrónomo, Magíster en Gestión en Desarrollo Sustentable. Licenciado en Seguridad y Defensa, Magister© en Inteligencia Estratégica. 1° Vicepresidente Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile A.G.
Ministros de Defensa Nacional y Agricultura garantizan el normal abastecimiento de alimentos”. Con este titular, el 2 de abril de 2020 se informaba que los representantes de ambas carteras de Gobierno anunciaban la implementación de un plan común que garantizaría el normal funcionamiento de la cadena de abastecimiento y distribución de alimentos durante el Estado de Catástrofe decretado por el Covid-19.
Ambos ministros, en esa oportunidad, confirmaron la declaración de “servicio esencial” de la producción agrícola y su abastecimiento, razón fundamental para un trabajo conjunto entre Agricultura y Defensa en la catástrofe sanitaria que enfrenta el país, lo que ya se había expresado en temas anteriores como la prevención y combate de los incendios forestales, o el apoyo ante los aluviones del norte de Chile.
El ministro de Defensa, a su vez, resaltó que la misión primordial de las FFAA en esta situación de pandemia es proteger la vida de los chilenos, pero también “tener una cadena de distribución de alimentos para todos nuestros compatriotas, comprometiéndose al resguardo del abastecimiento y la distribución de alimentos, a través de una coordinación permanente para que las FFAA, Carabineros, y la PDI apoyen a la cadena de abastecimiento y distribución para que no se vea interrumpida”.
Estas declaraciones marcan un hito histórico en la relación de la agricultura con la seguridad y defensa nacional. El Covid-19 ha dejado en evidencia que la cadena de suministro de alimentos, desde la producción a su distribución, es una de las infraestructuras críticas más relevantes del país, por lo que debería ser considerada en la Ley de infraestructura crítica que está en proceso en el parlamento nacional.
A principios de 2020, nadie podría haber pronosticado las turbulencias que iban a enfrentar las cadenas de suministro
a nivel global. La actual pandemia, se ha comparado con la gran depresión de finales de la década de 1920 o con un desastre natural que conlleva detener años de progreso. Los líderes a nivel global están comenzando a tomar conciencia de que el mundo que habíamos conocido puede no volver pronto y puede haber cambiado de forma permanente.
El coronavirus desató lo que algunos han denominado el efecto “apertura de caja de Pandora”, con determinadas consecuencias que actualmente son conocidas pero otras, aún imprevistas, resaltando la soberanía alimentaria con una mayor importancia geopolítica en todos los países, generando la necesidad de cubrir buena parte de los alimentos con la oferta nacional, a partir de una base productiva fortalecida y resiliente.
UNA CADENA VITAL
La cadena de suministro de alimentos es vital para mantener la salud de la población, bajo cualquier escenario, sea o no de contexto de pandemia. A nivel nacional, nuestro abastecimiento depende de las cadenas entre productores e intermediarios que comercializan los productos a grandes centrales de distribución mayorista o a menor escala como
ferias libres, supermercados, instituciones o restaurantes. El suministro de productos agropecuarios es sostenido en su
mayoría por la producción nacional, proveniente del segmento de productores denominado Agricultura Familiar Campesina (AFC), responsables de generar las tres cuartas partes de las frutas y verduras que se consumen
en Chile y que son a su vez quienes tienen mayores dificultades para solventar sus propias necesidades alimentarias.
Adicionalmente, considerando que el Covid-19 y otras enfermedades a lo largo de la historia han tenido su origen en el reino animal, la sanidad agropecuaria cobra aún más importancia de la que ya tenía. Casi todos los países del planeta han destacado el rol de la seguridad, disponibilidad, acceso, estabilidad e inocuidad de alimentos para
superar la pandemia que enfrentamos.
En este contexto, la situación sanitaria local y global, ha expuesto los riesgos y amenazas que deberá atender la seguridad y defensa nacional e internacional a todo nivel y en la cadena de suministro de alimentos en particular.
La inestabilidad y brechas económicas como sociales, la vulnerabilidad alimentaria de familias pobres, el desempleo
y la desocupación, están generando una restricción financiera para acceder a los alimentos. Si a esta situación se agrega una crisis alimentaria, se potenciarían los riesgos asociados a la cadena de suministro de alimentos.
VULNERABILIDADES DEL MODELO
El actual modelo de producción agrícola ha contribuido al crecimiento y desarrollo de Chile, no obstante, ha ido generando a su vez una situación de vulnerabilidad frente a posibles escenarios de proteccionismo económico, disrupción logística o restricciones en cadenas globales de suministro.
La agricultura del país es altamente productiva. Su vocación agroexportadora se ha basado en la especialización del sector frutícola; sin embargo, en contraposición, otros sectores productivos nacionales claves han sido afectados por las importaciones, como son los granos y cereales.
En el gráfico 1 se evidencia la dependencia de nuestro país a las importaciones de granos y cereales. De acuerdo con
un informe reciente de la FAO, la oferta alimentaria interna de Chile se puede ver afectada en el mediano plazo por variaciones súbitas en los flujos globales de alimentos, y por ende se hace urgente mantener abiertos los canales de cooperación internacional y a su vez desarrollar estrategias que garanticen una soberanía alimentaria.
FORTALECIMIENTO DEL E-COMMERCE
Así también, el desafío de la comercialización de los productos agropecuarios en esta emergencia sanitaria abrió la
oportunidad de fortalecer el comercio electrónico (e-commerce). Muchos emprendedores han aprovechado esta iniciativa para satisfacer la demanda del consumo de alimentos en medio de esta crisis sanitaria que tiene al país
con medidas restrictivas que afectan el libre desplazamiento y el acceso a lugares de venta. La mayoría de las empresas de bienes de consumo no estaban preparadas para hacer frente a esta evolución, pero ahora se han dado cuenta
de que la construcción de esta relación personal con los clientes es un requisito para permanecer en el negocio y hacer frente a la “nueva normalidad”.
La primera mirada a esta evolución demuestra que muchos minoristas cuentan con la infraestructura para apoyar esta
nueva modalidad de entregas; no obstante, parte de los minoristas más pequeños, tendrán que adaptarse y potencialmente innovar, para acompañar estas tendencias, considerando que diversos estudios demuestran que las
personas necesitan aproximadamente dos meses para cambiar y arraigar nuevos hábitos, y el confinamiento global ha durado el suficiente tiempo para perpetuar estos cambios.
NUEVOS RIESGOS Y AMENAZAS
Esta opción comercial, junto con ser una gran evolución y una solución para la cadena de suministro de alimentos, genera a su vez nuevos riesgos y amenazas para la seguridad, así como una nueva dimensión para la defensa nacional, en cuanto a la ampliación de las posibilidades de ciberataques con el objeto de sabotear la cadena de suministro y distribución alimentaria. En este escenario, cobra relevancia también, la atención de posibles amenazas de contaminación intencionada de alimentos con agentes químicos, biológicos o radiactivos, con un enfoque nacional y/o internacional, siendo una probabilidad de alto impacto, que puede darse en cualquier tramo de la cadena alimentaria, por lo que debe ser atendida en toda su extensión.
A nivel mundial se han publicado casos sobre intentos o actos de contaminación intencionada de alimentos en EE.UU.,
Asia y Europa, entre otros. La Organización Mundial de la Salud (OMS), hace unos años emitió una alerta sobre
terrorismo alimentario, indicando que grupos terroristas podrían tratar de contaminar alimentos, pidiendo a los países que extremen sus medidas de seguridad. El año 2011, un presunto yihadista detenido en Cádiz planeaba
envenenar depósitos de agua de complejos turísticos y viviendas. Diversas publicaciones, además, reportaron sobre la célula de Ripoll (atentados de Barcelona), quienes buscaron en internet cómo cometer un envenenamiento con cianuro.
Así también, expertos antiterroristas han detectado la difusión de un vídeo donde se explica el proceso de elaboración
y materiales necesarios para desarrollar un agente patógeno destinado a causar la muerte de personas. Como se ha expuesto, la importancia de la cadena de suministro de alimentos tiene un peso muy importante en la sociedad
y la economía del país, por lo que es fundamental que pase a ser un sector estratégico para el Estado, por la seguridad que implica para los ciudadanos en general, así como por los riesgos y amenazas a la que está expuesta permanentemente.
La cadena de suministro de alimentos es, sin duda, un nuevo desafío para la seguridad y defensa nacional, que requerirá de un trabajo coordinado multidisciplinario público-privado (industria alimentaria, ministerios
de interior, defensa, agricultura y salud), para gestionar en forma conjunta, planes preventivos y de contingencia con el objeto de garantizar la seguridad de la producción, abastecimiento y distribución de alimentos, así como la generación de estrategias para enfrentar las amenazas latentes de terrorismo alimentario que podrían gatillarse bajo las diversas formas de acción del ciber o bioterrorismo.
Artículo previamente publicado en Anepe.cl Fotografías: ©FAO/Max Valencia, mercado Lo Valledor
https://mundoagro.cl/revistas/136/70/
Re publicado en Revista MundoAgro Abril 2021
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