Tras las intensas lluvias de fines de mayo, el país perdió la oportunidad de embalsar 10 millones de mt3 -sólo en la zona de Aconcagua- por la falta de obras de acumulación.
Tras el último frente de mal tiempo, el país perdió la posibilidad de embalsar alrededor de 10 millones de metros cúbicos (m3), lo que significa una pérdida económica anual de $337 millones, sólo considerando las precipitaciones en la zona de Aconcagua y San Felipe, durante la semana del 22 al 28 de mayo.
Comparativamente, esta cifra representa un tercio de la capacidad total del embalse Chacrillas, en Región de Valparaíso, tal cantidad hubiese permitidoregar mil hectáreas de cultivos en una temporada.
“Si bien estas lluvias representan un alivio para un gran número de agricultores, la verdad es que en ningún caso es la solución definitiva al problema de la falta de agua. En nuestro país, sólo un 4% del recurso hídrico está regulado por embalses, por lo tanto gran parte del agua que cayó durante este fin de semana escurrió rápidamente por los ríos hacia el mar”, expresó el Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego, Felipe Martin.
De acuerdo a proyecciones en base a información proveniente de las estaciones pluviométricas de la Dirección General de Agua (DGA), se estima que se continuará perdiendo agua a una tasa de un millón de m3 por día.
El bajo nivel de desarrollo de infraestructura hidráulica en el país deja en evidencia la mínima capacidad de reserva con la que cuenta Chile para enfrentar los efectos del cambio climático y las ya frecuentes temporadas de sequía. “Definitivamente, no estamos preparados, por ello tanto el sector público como privado debemos impulsar con fuerza y con sentido de urgencia la planificación de grandes obras de acumulación, a través del Plan Nacional de Riego, que ha puesto en marcha el Gobierno, además de la elaboración de una propuesta para ampliar el techo de financiamiento de la principal herramienta de fomento a la inversión privada, la Ley Nº 18.450 para lograr desarrollar acciones público privadas en esta línea”.
El Plan de Riego busca duplicar el agua acumulada en un año, a través de 15 obras, de las cuales una ya se encuentra en ejecución y tres están siendo priorizadas para iniciar su construcción antes del 2014. La inversión en infraestructura tanto privada como estatal, busca aumentar la disponibilidad del recurso y así incrementar en un 50% la superficie regada en Chile, lo que significa pasar de 1,1 millón de hectáreas (ha) a 1,7 millón de ha regadas al año 2022.
Respecto a las reservas de nieve, estas continúan con un importante déficit, ya que el alza de la temperatura promedio -producto del cambio climático- ha elevado la isoterma, generando menor cantidad de nieve y acelerando el proceso del ciclo del agua. “La Cordillera actúa como un verdadero embalse natural, sin embargo, hoy la nieve se acumula a una altura mayor, a partir de los 3 mil metros. Además, el efecto del cambio climático hace que llueva más en la costa, lo que no nos permite embalsar en la Cordillera”, explicó Felipe Martin.
(extraído de p. web de CNR)
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