Iniciativa podría dar respuesta a la creciente escasez de mano de obra en el agro, elevando la capacidad de cosecha. El equipo, a diferencia de los sistemas mecanizados que existen hoy, selecciona la fruta según madurez y calidad.
Un proyecto para lograr un sistema automatizado de cosecha de tipo robótico es el que realizan en conjunto Inia Quilamapu y la Comunidad Económica Europea, una iniciativa con variados alcances, pero que entre otros, podría dar respuesta a la creciente escasez de mano de obra para cosecha.
El proyecto se lleva a cabo con 10 universidades y centros de investigación en Europa, y distintas variables a investigar en cada una.
Los alcances del proyecto son variados; ya que en pleno rendimiento, no sólo permitiría la cosecha de la fruta, sino que se trabaja en imágenes, con instrumental que permite ver la fruta y detectar niveles de madurez, para cosechar la fruta y seleccionarla según distintos grados de calidad, todo de manera automatizada, según indicó Lorenzo León, coordinador de la investigación que se desarrolla en Inia Quilamapu.
En las últimas actividades, dos integrantes de la Universidad Católica de Lovaina realizaron actividades en torno a un manipulador o mano, ya que en el INIA se han realizado las pruebas de distintos tipos de modelo de mano para realizar la cosecha, sin magullar la fruta y tomándola con la firmeza necesaria para desprenderla.
“El proyecto Framework 7 se inició hace 24 meses y está en la mitad de un camino que tiene la finalidad de crear una plataforma robótica que permita la cosecha mecanizada, pero con discriminación de calidad, a diferencia de algunos sistemas que hoy ya se utilizan en cosecha mecanizada. “En Chile, se realizan investigación para cosecha de manzanos y uva vinífera y en el extranjero se trabaja también con los cultivos de condiciones de invernadero y en el ámbito forestal. Aquí están integradas universidades y centros de investigación, e incluso, empresas que aportan con algunos sensores o partes específicas de la plataforma que se va a formar, además de ser las que van a armar los prototipos comerciales”, explicó León.
“El equipo, de características de robot, es una plataforma inteligente con sensores que permiten que cuando esté frente a una planta en período de cosecha, le permita discriminar qué frutas están listas para ser cosechadas, porque siempre hay una variación dentro de la población de fruta de un huerto, y este robot tendrá distintos sensores que pueden detectar los niveles de madurez de la fruta; también cuenta con una parte mecánica que permite acercar un brazo, un componente que se está trabajando actualmente en Alemania, y luego un manipulador, que es lo que se está probando en Inia Quilamapu”, destacó León.
Investigación en robótica
Para llegar a este resultado, se ha realizado un fuerte trabajo de investigación en robótica, para por ejemplo, analizar los movimientos de la mano. “Esa simple característica de reemplazar un cosechador humano es algo muy complejo, la cantidad de movimiento y sensoramiento que realiza un cosechero es muy complejo”, destacó León.
Una de las partes del proyecto es de hecho replicar el movimiento de un cosechero, que es un movimiento rotario muy simple, pero que requirió tomar muchos videos para sacar una conclusión que pudiera ser replicable por una máquina. “Este movimiento, que en apariencia se ve muy simple, es siete u ocho veces más complejo de lo que se puede hacer a través de una mano robótica, de tal manera que uno tiene que esquematizar, simplificar y modelar estos movimientos y después llevarlos a la práctica”.
Para León, no sólo se puede emular a un cosechero en particular, que con una o dos manos va llenando el capacho de fruta, sino que “en una plataforma robótica, podríamos tener cuatro brazos simultáneamente e ir dirigiéndolos a una zona donde el nivel de madurez sea el adecuado, entonces, si bien no tenemos el brazo de un ser humano, podemos tener otras capacidades, que pueden ser aumentadas en términos de kilos por hora que se puedan cosechar, con la seguridad de que esta fruta esté en muy buenas condiciones organolépticas para el consumo”.
Fuente: Diario La Discusión
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