Hay importantes inversiones en mataderos y frigoríficos. Se estableció una cadena integrada de producción, faena, promoción y exportación. Pero falta masa ganadera. Tecnología y genética permiten hasta 22 ovejas por hectárea, obtener hasta 1,45 corderos por madre que se venden en torno a los $33 mil.
ARNALDO GUERRA MARTÍNEZ
Por estos días de otoño, los ovejeros de Osorno se juegan el negocio del año. Es tiempo del encaste, uno de los dos períodos más importantes del ciclo productivo. De eso dependerá cuántas ovejas queden preñadas y determinará la cantidad de corderos que, finalmente, nacerán. El otro momento crítico vendrá en primavera con las pariciones, porque un temporal puede aumentar el número de muertes al nacer.
Esos dos puntos clave tienen que ver también con la situación que vive la industria del cordero en la zona centro sur. La inquietud mayor hoy es el déficit de corderos para faena, y por ende, para exportación.
Hace ya casi una década, varios emprendimientos, con millonarias inversiones incluidas, se la jugaron por el desarrollo de los ovinos, principalmente entre las regiones de La Araucanía y Los Lagos, aprovechando los pastos de esa gran zona, y así pasar de una explotación casi artesanal a una intensiva y muy profesional.
Pese a los avances, en cuanto a ganaderos que han optado por este rubro y a la infraestructura de procesamiento levantada, el gran reto es lograr que los ovinos den el salto y la producción logre copar la capacidad de los mataderos, y aprovechen así las condiciones y el potencial que tiene la región para este tipo de ganadería.
Una de las apuestas más importantes de la última década en la zona es la que impulsan las empresas Tattersall, Mafrisur y Procarne, de MB Holding. A seis años de su inicio, el modelo propuesto comienza a consolidarse.
«La gracia del proyecto es que está encadenado. Parte con la producción y suma la promoción, la faena, el desarrollo de productos con valor agregado y la exportación. Corresponde a un encadenamiento totalmente vertical y, además, más que un proyecto de una empresa, es de país. Puede ser liderado por nosotros, pero hay mucha gente que está en lo mismo. La meta es poblar con ovinos desde la IX a la X Región», señala Alejandro Vial, gerente general de Tattersall Ganado.
Tattersall estableció una cabaña demostrativa y su núcleo genético de producción ovina; a Mafrisur le pertenece la planta faenadora que tiene una línea de proceso ovino certificada para exportación y ProCarne desarrolla la gestión comercial de exportación y del mercado interno.
«Hay varios grupos promoviendo el negocio y la apuesta grande la hace el holding, que hace la inversión mayor con el matadero. Ya con eso, más el predio y la producción de corderos habla de que vamos en serio. El matadero es de primera línea y está habilitado para casi todo el mundo. Hoy lo que pasa es que nos faltan los corderos. Se metió bastante gente al negocio, pero falta materia prima para llenar la planta y satisfacer la gran demanda de los mercados», añade Vial.
Pareciera que muchos agricultores están esperando ver más resultados en los predios de sus vecinos.
«Tuvimos un buen comienzo. Después tuvimos dos años más lentos, pero pensamos que ahora, que se ven buenos precios y buenos resultados, se van a sumar más productores», dice Vial.
EL NUEVO CORDERO
La meta de poblar con ovinos el centro sur nació por la gran demanda de los mercados internacionales y el potencial de la zona. Además, el país en otra época tuvo el doble de los casi cuatro millones de cabezas actuales, según el censo de 2007.
Lo que se puede apreciar en el campo demostrativo de Tattersall es que trabajando bien se pueden tener 15 a 16 ovejas por hectárea y en lo posible 22, y obtener de ellas un cordero pesado, especializado en la producción de carne. Antes, lo normal era sacar un cordero que a los 28 a 30 kilos era muy grasiento. Pero con las razas traídas desde Nueva Zelandia ahora se obtienen corderos hasta de 40 kilos y sin grasa.
«Se podría hablar del nuevo cordero, que da más carne, una chuleta más grande, y un mejor rinde a la canal; o sea, da más plata al productor. De hecho, los corderos que vendimos nos dieron entre $33 mil y $35 mil, y algunos hasta 40 mil pesos, lo que es muy bueno», dice Vial.
Lo que hicieron fue seguir dos líneas: sacar un cordero pesado, que dé más kilos por hectárea y tratar de llegar a 1,3 a 1,4 corderos por oveja. Y ya se está logrando. En los lotes más avanzados en genética, se llega a 1,38. Hay productores que han obtenido en la zona de Osorno 1,4 y 1,45 corderos por oveja.
«No es un cuento nuestro, sino que ya se está dando lo que nosotros pensamos que podía pasar trayendo genética apropiada. El concepto es pasar de una producción extensiva a una intensiva. En el fondo, lo que decimos es dejar de manejar la ovejería en el patio de atrás para pasarlo al de adelante», insiste el especialista.
DEMANDA EN ALZA
Las condiciones positivas con las que partió el proyecto hace seis años incluso han mejorado.
«En ese momento se veía una ganadería bovina muy deprimida y mercados ovinos insatisfechos. Además, en otra época Chile había tenido el doble de corderos que en ese momento. Ahí se concluyó que se puede volver a esa cantidad y con las praderas mejoradas se podría tener más que el doble», apunta Vial.
Hoy la ganadería de carne bovina está en muy buen pie. Tiene muy buenos precios de mercado tanto para exportación como a nivel interno. La diferencia es que el negocio ovino necesita menos capital y la recuperación es más rápida. Además, hoy están los mercados abiertos y las plantas habilitadas para exportar.
Aún más, los ovinos se han potenciado en el último tiempo, gracias a que los precios de la lana también han subido, lo que ha disminuido la oferta de carne, aunque hay un aumento de la demanda.
«A nivel mundial la producción ha bajado. La lana se ha convertido en un mejor negocio. Algunos productores se cambiaron de carne a lana y ha bajado la producción de carne, pero el consumo ha subido. Incluso en Chile ha subido la demanda. No tengo números tan finos, pero desde que partieron estos programas hoy se ve más cordero en los supermercados y carnicerías. Antes había desaparecido. Antes era una complicación comprar, porque qué hacía la persona con medio cordero o una pierna, dónde lo ponía en la casa. Hoy puede comprar chuletas, una pierna deshuesada o la pierna trozada, hay más facilidades para comerlo; de hecho, uno va a los matrimonios y hay cordero, o en un restaurante se puede pedir», dice Alejandro Vial.
El negocio falló en otro tiempo porque en Chile se vendía en septiembre y diciembre. Y el que no producía en esa época quedaba fuera.
Hoy los mercados son de todo el año. El precio se mantiene parejo durante toda la temporada y los mataderos esperan funcionar 8 a 9 meses en el año.
«El ganadero optimiza su producción. No vende cuando hay precio, sino cuando el cordero está listo», puntualiza Vial.
Como se ve, con un precio promedio que se acercó a los 33 mil pesos este año y con una demanda mundial insatisfecha, la producción de cordero no deja de ser interesante.
Competencia con los bovinosSegún Alejandro Vial «los manejos no son tan difíciles, tampoco se trata de cambiar una explotación por otra, incluso pueden ser complementarias, pero lo que promovemos es que el crecimiento sea con los ovinos. Tenemos algunos clientes lecheros que han incorporado ovinos entremedio. La gracia es que la mayor cantidad de corderos se da en una época en la que sobra el pasto, porque el cordero nace y a los cuatro meses está listo y es cuando sobra el pasto».Atractivos resultadosHay una industria desarrollada, que cambió el sistema de vender por vara y ahora vende productos con valor agregado, lo que hace que se les pueda pagar mejor a los productores. Este año se les pagó 2.250 pesos el kilo en la vara, que con un rinde de 45% corresponde a sobre los mil pesos vivo. Este precio se mantuvo por toda la temporada. Está claro que con estos valores y el aumento de peso de los corderos los ingresos han aumentado, lo que hace que sea un negocio bueno y atractivo para el productor.Los resultados localesLa cabaña Tattersall cuenta con 3.800 ovejas en encaste por temporada, en 240 hectáreas útiles. La meta es llegar a cinco mil ovejas.
Gracias a los manejos, desde hace tres años no se entrega suplemento a las ovejas, a pesar de la alta carga por hectárea e incluso logran excedente de pasto que se conserva para el invierno.
Respecto del matadero, la meta a corto plazo es llegar a los 100 corderos procesados. En la última temporada se llegó a unos 35 mil cabezas.¿Sólo algunas razas?
Tenemos que ver que sean prolíferas y que las ovejas sean ojalá melliceras. Apostamos por ganado de carne para la zona, sin excluir el negocio de la lana. Para eso trajimos razas carniceras, que no son de lanas tan finas, pero dan un cordero más pesado. Trajimos polled dorset, border y kelso, pero hay gente que trajo otras que son igual de buenas, como texel, highlander o meat merino. No estamos tratando de imponer una raza, sino un tipo de cordero. La visión es aprovechar lo adaptado a la zona e ir incluyendo nueva genética, trayendo razas mejoradoras.
TRABAJADORES PREPARADOS
Hay poca gente en el campo que sepa manejar la ovejería. Estamos preparando convenios con escuelas agrícolas locales para dar cursos teórico-prácticos para los alumnos y también para adultos. Además, tenemos la idea de entregar becas para que los mejores alumnos o los más interesados se puedan especializar en el negocio en Nueva Zelandia.
Arnaldo Guerra Martínez.
(extraído de Revista del Campo de El Mercurio Nº 1.815)
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