PREMIACIÓN NOVIEMBRE 2012
Señores Decanos
Señores Consejeros del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile
Ingenieros Agrónomos Premiados
Estimados colegas nuevos Miembros Honorarios
Estimados colegas mejores alumnos de la promoción 20011-
Estimados colegas asociados
Señoras, Señores
A nombre del Consejo del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile y del mío propio, quiero, en primer lugar, agradecer la presencia de todos ustedes, en esta solemne ceremonia, donde reconocemos a destacados profesionales de la Orden, a nuevos miembros honorarios (colegas que cumplen 50 años de profesión) y, a los mejores alumnos de las Escuelas de Agronomía, promoción 2011.
Esta ceremonia tiene un gran significado para nuestro Colegio Profesional y ha sido una tradición que sin duda, ha marcado nuestros 68 años de existencia como organización gremial.
Permítanme, en forma muy breve, hacer algunas reflexiones dentro del marco del presente y futuro de la agricultura y donde, como profesionales del agro nos toca desempeñarnos y aportar al desarrollo de esta importante actividad nacional tanto en lo económico como en lo social.
El conjunto de transformaciones globales que conducen a los cambios que se observan en el sector agropecuario es bastante amplio y de por si cada vez más complejo, sobre todo cuando se verifica que para entender la evolución de estas tendencias es necesario considerar sus diferentes dimensiones: económica, política, social, ambiental y científico-tecnológica.
Estas tendencias mundiales modifican la dinámica de la competitividad y, si bien abren nuevas oportunidades, también exigen una respuesta muy rápida de los países, a riesgo de quedar marginados de los mercados globales y del proceso de desarrollo.
Así, el conjunto de cambios del ambiente externo han determinado transformaciones de las cadenas productivas, inserción de nuevos actores en los procesos de innovación en la agricultura, aumento de la presión social sobre el desempeño de las organizaciones, cambios en el comportamiento y el los hábitos de consumo y, una preocupación creciente por la sustentabilidad de los recursos naturales, la biodiversidad y el medio ambiente.
Este contexto de la Agricultura Mundial quedó claramente reflejado en la Segunda Conferencia Global de Investigación Agrícola para el Desarrollo (GCARD2), llevada a cabo la semana recién pasada en Punta del Este- Uruguay- con la participación de más de 100 países.
Bajo la proyección de que para el año 2050 la población mundial incrementara en 2000 millones de personas, y que la producción mundial de alimentos necesitará incrementarse en 70% para satisfacer estas nuevas demandas, con el recurso tierra, agua y otros recursos de producción en declinación.
Este incremento deberá provenir a través de la intensificación sustentable de la tierra agrícola existente y, la opinión generalizada es que esto solo se logrará a través de una investigación agrícola efectiva, tecnología, innovación y extensión, junto con un acceso equitativo a los mercados.
Dentro de este contexto, el desafió país de ser una Potencia Agroalimentaria y Forestal, en sus orígenes orientada enfatizando su dimensión exportadora, principalmente a los mercados de más alto valor, ha continuado avanzando.
Hoy Chile ocupa el lugar número 15 dentro del ranking de países exportadores y la meta es ser capaces de entrar al top 10.
En los últimos 10 años , nuestro país ha triplicado el volumen de sus exportaciones silvoagropecuarias , aunque no sin dificultades para algunos sectores, particularmente la fruticultura……..bajas en el tipo de cambio, incrementos de costos internos – como la mano de obra y energía, y, algunas contingencias naturales ( como la sequía), están afectando significativamente la competitividad del sector.
Si Chile quiere consolidar dicho status, debemos enfrentar tareas más complejas y que requerirán de un importante aporte en recursos humanos, económicos y de infraestructura –sobre todo de riego y conectividad.
Este desafío no pasa sólo por ser grandes exportadores de commodities, sino de proveer a los diversos y cada vez más exigentes mercados globales, de productos alimenticios de alta calidad, con un valor agregado y que puedan competir con ventajas frente a otros oferentes.
Por otra parte, el desafío para nuestro país es transitar desde un modelo de desarrollo basado en la eficiencia a uno basado en la innovación -situación en la mayoría de los países de la OCDE- ya que sólo eso permitiría un crecimiento sustentable en el largo plazo.
Se ha mencionado con énfasis que para alcanzar los estándares de vida de los países desarrollados es fundamental convertirnos en un país innovador y éste es uno de los grandes retos en el futuro inmediato.
Los niveles de inversión en I+D+i en Chile es del orden de sólo 0,5% de su producto, lejos del 2,4% del resto de los países de la OCDE, siendo la contribución del sector privado a estos gastos de sólo un 40%, lejos del 65% de los países desarrollados.
Solamente, el 8% de las empresas en nuestro país innova en productos o servicios a partir de conocimientos adquiridos por I+D.
Las acciones del Gobierno – la nueva ley de incentivo tributarios a las actividades de I+D; la Ley N°20.494, que agiliza el trámite para el inicio de actividades de nuevas empresa, y los anuncios de medidas para el fomento de estas materias, todas en el contexto de 2013 como el año de la Innovación – son buenas noticias y están en el camino correcto en la medida que se plasmen en acciones concretas y efectivas, que promuevan e incentiven alianzas entre las universidades y centros de investigación con empresas privadas, entre otros aspectos.
La innovación en agricultura se favorece y se desarrolla mas amplia e intensamente cuando un país cuenta con sistemas nacionales de innovación sustentados en políticas públicas y con mirada de largo plazo, que trasciendan los gobiernos.
Paralelamente, se ha estado desarrollando un proceso de diseño de la Nueva Institucionalidad del M. de A. (hacia un Ministerio de Agricultura, Alimentos y Recursos Forestales).Como Colegio, creemos que el éxito de este proceso es fundamental para enfrentar esta nueva dinámica de nuestra agricultura dentro de un entorno globalizado, indicado anteriormente, y altamente competitivo con demandas de calidad, sanidad e inocuidad de los productos requeridos por los consumidores de mercados cada vez mas exigentes y, donde al mismo tiempo, debemos preocuparnos de lograrlo dentro de un esquema de sustentabilidad ambiental y responsabilidad social de los procesos productivos.
Internacionalmente, se han promovido los sistemas preventivos y de control de procesos para que la industria gestione de mejor forma los riesgos de los alimentos.
Chile no está al margen de esta tendencia. El gran cambio se traduce en pasar desde el control del producto final, a la supervisión del proceso en las diversas etapas por la que los alimentos atraviesan desde su elaboración, transporte, almacenamiento, hasta que llegan al consumidor final.
La visión de la agricultura que considera “del campo a la mesa”, está cada vez más vigente
Un hecho positivo en este sentido, ha sido la creación de la Agencia Chilena para la Calidad e Inocuidad Alimentaria, ACHIPIA, comisión asesora presidencial que promoverá el desarrollo de un sistema nacional de calidad e inocuidad alimentaria, y a servir de instancia de coordinación entre los organismos con competencias asociadas a dichas materias.
En este contexto, la ACHIPIA está conformando la Red de Científicos para la Inocuidad Alimentaria que permitirá formar Paneles de Expertos por Área de Especialidad que presten apoyo a la Agencia con información científica para la toma de decisiones.
Los profesionales que integrarán esta red serán aquellos que se desempeñen en investigación, desarrollo e innovación en los distintos ámbitos a la inocuidad y calidad de los alimentos.
Esto permitirá establecer políticas de inocuidad y calidad apoyadas con fundamento científico, lo cual se traduce en una mayor transparencia, seriedad y solidez a las acciones del país en este ámbito.
La estrategia de ligar agricultura y producción de alimentos (“Agrifood”), es una tendencia global creciente y más atractiva, que influencia positivamente a los niveles de toma de decisiones de los gobiernos, lo interesante es que esto está ocurriendo no solo en los países en vías de desarrollo, sino que también en países desarrollados.
Otro aspecto ampliamente destacado en el Foro Global a que he hecho referencia, fue el de la relevancia de la agricultura familiar y de su incorporación al carro de la innovación y el desarrollo.
Históricamente la agricultura familiar ha tenido dificultades de acceso a las tecnologías que desarrollan los sistemas de investigación agropecuarios, lo que genera importantes brechas tecnológicas.
Esta situación constituye una exigencia para la equidad, la productividad y la competitividad del sector, por lo que representan los pequeños agricultores en su conjunto en la agricultura nacional.
Al respecto, cuando uno mira las cifras del presupuesto 2013 para el sector silvoagropecuario, si bien presenta un modesto 4,1% de incremento sobre este año, INDAP representa el 48% de este presupuesto, lo que destaca la preocupación por la pequeña agricultura y el esfuerzo hacia el encadenamiento productivo y comercial de los microempresarios y el programa de alianzas productivas que potencia el emprendimiento silvoagropecuario.
No es casualidad que en la reciente Conferencia Global se presentara como un caso destacado el ejemplo de encadenamiento productivo a la alianza INDAP-la agroindustria ALIFRUT con 400 pequeños productores de frambuesa.
Esperamos que este esfuerzo importante del MINAGRI a través de INDAP se multiplique y genere el desarrollo de alianzas sustentables de la pequeña agricultura con la agroindustria promoviendo así el desarrollo rural y económico de esto emprendedores.
Nos hubiera gustado ver cifras más importantes en términos del crecimiento del presupuesto para investigación – para superar el déficit estructural que arrastra el presupuesto de INIA por ya varios años – y del SAG, organismo clave en la defensa de nuestro Patrimonio Fito y Zoo Sanitario.
Pero, entendemos que cuando hay que priorizar recursos, esto no siempre es posible.
No puedo dejar de mencionar el cambio climático tema ampliamente debatido y presente en el Foro Mundial.
Hoy nadie duda que enfrentar el cambio climático y la seguridad alimentaria representa desafíos vitales en el ámbito político, económico y desde la perspectiva de la ciencia y la tecnología.
La adaptación de la agricultura al cambio climático y la mitigación de los gases efecto invernadero implican un conjunto de tareas, donde la tecnología y la innovación tienen un papel preponderante.
Frente al escenario anterior, el agua es el principal recurso a través del cual el cambio climático global afectará a los ecosistemas de la tierra; sin lugar a dudas, este recurso será un elemento clave no sólo para la agricultura del siglo XXI.
El aumento sostenido en la demanda y la escasez de recursos hídricos, ha generado una preocupación mundial motivando a cuantificar el agua usada en las distintas etapas de los procesos productivos.
La próxima década, con seguridad será la década de la huella de carbono y la huella del agua como instrumentos de gestión, y cuyo objetivo es hacer más eficientes energética y ambientalmente los procesos productivos del sector y así responder a las exigencias que vendrán de los mercados internacionales.
Es significativo que los 15 Centros del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR), estén abordando estos problemas de una manera coordinada y en estrecha colaboración con instituciones nacionales, tanto del sector público como privado, reflejando la preocupación mundial al respecto.
Ciertamente, podemos decir que Chile no es una excepción, ya que vemos iniciativas y acciones concretas de nuestras universidades y centros de investigación, abordando estos temas con un enfoque multidisciplinario y participativo.
Colegas, amigos, estamos convencidos que la Agricultura es y seguirá siendo protagonista indiscutible en el futuro de Chile ( no sólo de cobre vive el hombre).
Como Colegio Profesional estaremos comprometidos con sus desafíos y desarrollo futuro, como lo ha sido en el pasado y en el presente, comprometiéndonos en estas tareas país en el ámbito y las instancias que nos correspondan.
Al terminar estas palabras, quiero felicitar y agradecer a nombre del Consejo General de la Orden a quienes han contribuido a través de 50 años de profesión a sentar las bases de nuestro desarrollo agrícola, y también a quienes hoy día distinguimos en esta ceremonia de premiación por sus destacadas actuaciones y contribuciones en distintos ámbitos de nuestra profesión.
Un llamado especial a nuestros noveles colegas, quienes deberán enfrentar los desafíos presentes y futuros que nos impone esta tan noble profesión que persigue la seguridad alimentaria y nutricional, el incremento de la producción de una manera sustentable y competitiva y, como consecuencia, el contribuir al bienestar social de nuestros compatriotas; vean éstas como grandes oportunidad y asuman estos retos, los invitamos a incorporarse su Colegio donde, sin lugar a dudas, constituirán un valioso aporte a su profesión y a su país.
La humanidad como pocas veces en su historia, está frente a un notable e inédito desafío que es tecnológico y económico, pero principalmente ético y cultural.
Las nuevas décadas que deberán enfrentar debiera motivarlos para que ejerciten con audacia e inteligencia los vertiginosos avances de la ciencia y la tecnología y la sensibilidad ambiental, en la vitalidad de la juventud de los años que se vienen por delante.
Felicitaciones y muchas gracias a todos por acompañarnos en esta importante ocasión.
Claudio Cafati Kompatzki
Ingeniero Agrónomo Ph. D
Presidente
COLEGIO DE INGENIEROS AGRÓNOMOS DE CHILE
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