Este organismo nació de una iniciativa presentada ante la Cámara por el diputado Ramón Olave Acuña (1884-1960), de profesión Ingeniero Agrónomo, el 12 de agosto de 1935. Esta moción dio origen al proyecto de ley que creó el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile después de una batalla parlamentaria, ininterrumpida de 9 años. Sin embargo, gracias al apoyo de instituciones agronómicas y en base al esfuerzo y constancia de Ramón Olave Acuña, la propuesta fue aprobada y publicada bajo la Ley N° 1.158 Orgánica del Colegio de Ingenieros Agrónomos, la cual tuvo presencia en el Diario Oficial el día 19 de febrero de 1944. Antes de la creación del Colegio, la representación de la profesión recaía sobre la Sociedad Agronómica de Chile, cuya actividad es ahora esencialmente científica.
Como reconocimiento a su iniciativa, al señor Ramón Olave le fue concedido el número uno en el registro de colegiación. Es así como con más de 70 años de vida, el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile continúa con el objetivo fundamental de servir a la comunidad a través de la eficiencia de sus profesionales en un aspecto tan importante de la vida nacional como lo es la agronomía.
Es facultad del Colegio mantener las relaciones de la profesión con la ciudadanía y defender el campo de actividades profesionales para los que idóneamente tengan la capacidad de ejercerlo. Dentro de esto, el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile funciona estructuralmente con un Consejo Directivo con asiento en Santiago, y Consejos Provinciales para cuya representación se escogen delegados.
Sin embargo, la urgencia por contar con un lugar que reuniera a esta agrupación, la directiva tomó medidas en el asunto. Es así como el 23 de noviembre de 1964 se reunieron los primeros Consejeros del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile y de la Sociedad Agronómica de Chile, bajo la presidencia de don Emilio García Pica y Miguel Dagnino Mac-Donald, respectivamente.
En esta ocasión conjunta, se echaron definitivamente las bases para marchar fraternalmente en la consecución y éxito de la promoción del Bono de Cien Escudos, que se estaba emitiendo para la adquisición de la Sede del Ingeniero Agrónomo. Sobre el particular, ambas entidades se dirigieron al gremio mediante una circular firmada por sus presidentes, solicitando a los colegas su más amplia colaboración en el sentido. Asimismo, Don Emilio García, aprovechó la instancia para solicitar la cooperación monetaria de los profesionales colegiados de la época, quienes colaboraron con el monto de E° 110, cada uno.
Es así como en el año 1965, se logró poner en marcha las gestiones para la compra de la sede del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile. El inmueble, que hasta la fecha continúa activo, se ubica en Alonso de Ovalle 1638, y tuvo un valor de E° 80.000.
Conscientes de las necesidades del gremio, el rubro y su proyección al futuro, el Colegio de Ingenieros Agrónomos continúa brindando los cimientos y valores bajo los cuales se fundó la institución. Esto indica que la profesión no puede detenerse un instante en la persecución de todas las metas que se han fijado para afianzar la situación que le corresponde, y hasta conseguir que el Ingeniero Agrónomo haya culminado es sus aspiraciones gremiales y profesionales. Para esto último, se debe contar con la cooperación de colegas entusiastas, pues nuestra época exige un Colegio profesional activo y creciente.
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